viernes, 14 de mayo de 2010
EL PUEBLO SAN ANTONIO DE ACHIN RINDE HOMENAJE AL CRISTO YAUYINO
Hablar del peregrinaje hacia el Santuario de Cachuy, es necesario relacionar el carácter que imprime en las personas sus raíces culturales presentes en todas sus manifestaciones, evidentemente tendríamos que fijamos en la manifestación de fe de una aislada comunidad que sorprendida por la sobrenatural aparición de la Imagen del Señor de la Ascensión dentro de su habitual medio de vida, comienza su relación con Dios a través de un culto sembrado por la tradición y la innata presencia divina en la que erige como representación.
El caminar por las huellas de un agreste sendero, soportando sed, hambre, cansancio, soledad en muchas de las veces, desplazándose desde lejanos puntos de su lugar de origen para llegar a los pies de la sagrada Imagen, pidiendo favores o dando gracias por lo recibido, parece que reproduce los bíblicos pasajes de la aparición pública de Jesús, seguido y buscado por los que esperaban de El la sanación de sus males y solución para sus problemas, hasta el camino hacia el Gólgota, en donde se queda establecido de que allí nos perdono hasta la más vil de las maldades, con amor de Padre misericordioso, que no separo a nadie entonces, mucho menos a quien con tanto sacrificio, con los pies sangrantes y lagrimas de arrepentimiento, le prende una vela acompañada de unas oraciones, aromadas con naturales flores, como ofrenda intima de haber cumplido con algunas promesas hechas.
Pero la sensación mayor que deja el peregrino, es cuando emprende el regreso a casa, si pudiéramos mirar los miles de rostros con que nos cruzamos, veríamos que hay algo nuevo en ellos, que hay una conformidad, que se ha cumplido con ordenar toda una vida con ese intenso instante vivido, que se tiene una nueva esperanza de estar con Dios a mi manera. Para muchos, de los que emprendemos este caminar, en cualquier latitud Cristiana como la de Cachuy, se conjuga con la oportunidad de reencontrarse con los suyos, la familia, parentelas y el calor de la tierra dejada por la empresa de una vida mejor en otros lugares, pero que de ninguna manera los separan de la fuente de vida heredada de sus mayores, por eso regresan una y otra vez. ” Hasta que Tú lo quieras Cachuycito, entonces; te entregaré a mi hijo para que lo cuides y lo guíes como a mi”.
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